El callejón del diablo

Cerca del centro de Cd. Guzmán, hay una pequeña calle que surgió del seccionamiento del conjunto conventual por los liberales (en la primera mitad del siglo XIX), localizado en la parte posterior del templo de El Sagrario, conocido inicialmente como callejón de San Ignacio (por la capilla que se ubicaba por ahí, dedicada a este santo); después, por años, se conoció como General Anaya y hoy en día lleva el nombre de nuestro querido Pbro. José Manuel de Jesús Munguía y Vázquez.

Después del sismo del 7 de junio de 1911 en que quedó en ruinas la vieja parroquia, albergó varios burdeles y se convirtió en la zona roja del pueblo.
Por ahí estuvo el burdel de La Gallina sin Pico. Sobre este peculiar lugar y su propietaria hablan tanto Juan José González Moreno en su libro «Y mi pueblo Zapotlán se hizo Ciudad Guzmán» (2001), así como Juan José Arreola en su libro «La feria» (1963),.. Se trata de una dama que tenía la nariz carcomida por la sífilis y de ahí el mote de La Gallina sin Pico.

Entonces, un buen día, sucedió que mientras bailaban alegremente en el salón del burdel, un fuerte viento trajo consigo a una gran mariposa negra, de esas que presagian la muerte; el auditorio se llenó de espanto y, entre gritos destemplados, todos corrieron a esconderse…

A La Gallina sin Pico se le postró en su espalda. La mujer llena de pánico lanzaba grandes chillidos, pidiendo le quitaran ese animal que, sin duda, era el diablo… «-Ándale Gallina, ya te llevó la chingada!» En su desesperación llegó hasta su camastro y allí, cae que no cae, se desplomó.
Todos creían que se estaba haciendo, para asustar a las otras muchachas, por lo de la mariposa. La pobre había muerto. «Pobre Chata! Me imagino la mueca de dolor reflejada en su cara de gallina sin pico…» Desde entonces, la gente empezó a conocer a aquel viejo callejón como Del Diablo, y así se le quedó.

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